Etiquetas

jueves, 25 de agosto de 2016

Nadie me conoce.

Sabes que siempre me han gustado estos pasatiempos estúpidos como cultivar tomates 
o izar un jardín japonés. 
Creo que sólo trato de dejar una huella en el mundo, 
semillas de mis más profundos bosques 
que crezcan para describir quien fui. 

La mayor parte del tiempo no sé si estoy cuerda 
o si mi intención es demasiado sincera y le hace falta realce. 
Sin embargo, no pretendo dañar a nadie con mi forma de vivir, 
no trato de merecer nada 
(a veces me ahoga el dar tanto y nunca recibir un poco de gratitud a cambio,
naturalmente) 
y trato de hecho, de subvencionar el entorno con mi existir, 
con mis no muy efectivas acciones individuales para cambiar el mundo.

No intento en realidad de decir algo específico con todo esto.
Es más! Trato de ser tan clara como puedo 
transmitiendo un burdo mensaje:
no tengo nada que decir. 

Sólo camino por abismos color índigo y con sabor a daiquirí, 
divago en esta idea que siempre he tenido en la mente:
no pertenezco a ningún lado. 

No hablo ningún idioma conocido
y no creo que nadie comprenda lo que trato de decir. 
Salvo, quizá, dos personas: 
Las dos partes de la dualidad.
La comunicación verbal 
y el silencio.
La realidad más conocida y aceptada 
y una dimensión que apenas he explorado.

Sigo soñando,
situaciones muy extrañas, 
 esa vida paralela inexplorada me parece más real cada día.
Puede ser que no sea cierto lo que pienso, 
pero no conozco a nadie en cuyo criterio confíe,
ni mentes con experiencias como las mías. 
Nadie me conoce. 

 ‎26 ‎de ‎noviembre ‎de ‎2015
abril|әƃnoɹ

No hay comentarios:

Publicar un comentario